DEFENDER

v.
 
1. Amparar, liberar, proteger.

2. Mantener, conservar, sostener algo contra el dictamen ajeno

Ing: En inglés, alguien que defiende a los demás.

 
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DEFENDER es un esfuerzo personal para visualizar el trabajo de los defensores de derechos humanos en Colombia que están siendo amenazados y asesinados por su trabajo. En el 2016, conocido como "el año de la paz", cuando el gobierno y la guerrilla de las FARC firmaron un acuerdo de paz que puso fin a 52 años de guerra, se registraron 78 asesinatos de defensores de derechos humanos que realizaban un trabajo legítimo y legal: líderes indígenas, activistas ambientales, líderes LGBT y abogados. A mediados del 2017 continúan los asesinatos, uno cada cuatro días.

Es paradójico que mientras Colombia avanza en la implementación del Acuerdo de Paz, estas agresiones continúen generando un clima de ansiedad y desconfianza en las posibilidades de construir una paz estable donde los conflictos se resuelvan por medios democráticos. Las amenazas y los asesinatos son ocasionados por el control territorial, el acceso a recursos como el petróleo y la minería de oro, investigaciones sobre crímenes de guerra como desapariciones forzadas, entre otras. La violencia se atribuye a dudosos grupos neo-paramilitares como los "Aguilas Negras", o sicarios que trabajan con el crimen organizado, pero muchos defensores sospechan de los agentes de seguridad que trabajan para industrias privadas o las propias fuerzas de seguridad del Estado. Este es el otro lado del proceso de paz en Colombia.

Algunos defensores amenazados tienen un sistema de seguridad proporcionado por el estado, pero muchas veces la seguridad proporcionada no es suficiente y la impunidad es desenfrenada. Aumentar la visibilidad de su trabajo y la atención nacional en muchos casos sirve como una forma de protección para estos líderes. Mi proyecto nació de una colaboración con el Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo” (CAJAR), que representa a defensores en todo el país. Actualmente sigo documentando defensores y los temas que ellos respaldan en otras regiones de Colombia.

La siguiente serie de imágenes muestran tres defensores de derechos humanos en varios departamentos de Colombia y las personas y comunidades que ellos defienden.

 

TL

 

 

 

 

 

 

Héctor Sánchez

Líder comunitario – Meta

“No vengas a casa, te van a matar”.

Héctor Sánchez utiliza una cámara de apuntar y disparar para documentar la evidente contaminación ambiental y las condiciones de vida que han sido afectadas debido a que la industria petrolera opera en su comunidad. Activista ambiental, dirigente sindical y presidente de una organización comunitaria, presto servicio en el ejército y fue desplazado dos veces por el conflicto armado. Ahora lidera la lucha contra Ecopetrol, la empresa petrolera más grande de Colombia, que recientemente adquirió y se hizo cargo de la exploración de la reserva petrolera Rubiales de la transnacional canadiense Pacific Rubiales.

Más de la mitad del petróleo producido en Colombia proviene del departamento del Meta y más de la mitad de eso proviene del municipio de Puerto Gaitán. El 83.5% de la población rural vive por debajo del limite de pobreza en este municipio. Pacific Rubiales invirtió al menos setenta millones de dólares en el Ministerio de Defensa entre el 2017 y el 2014, lo que llevó a la creación del Batallón 15 de Energía Especial, que proporciona seguridad a los yacimientos petrolíferos y a las empresas que los operan. Desde la desmovilización paramilitar en el 2005, se ha producido un resurgimiento de "neo-paramilitarismo" en el Meta, bajo los nombres de "Bloque Libertadores de Vichada" y "Bloque Meta", así como el grupo nacional “Aguilas Negras”. Entre 2012-2015, según estadísticas oficiales, 640 personas fueron desplazadas en el municipio de Puerto Gaitán, Meta.

En el curso de su activismo, Héctor ha recibido constantes amenazas de muerte en forma de panfletos y mensajes de WhatsApp presuntamente enviados por los grupos paramilitares. Fue encarcelado durante diez semanas por falsas acusaciones y sobrevivió un intento de asesinato en Bogotá. La última amenaza dirigida a Héctor fue el 25 de marzo del 2017 y desde diciembre del 2016, ha recibido medidas estatales de seguridad. También se enfrenta a cinco procesos judiciales abiertos contra él, todos los cuales fueron presentados por empresas subcontratadas por Pacific Rubiales, en particular las compañías de seguridad privada.

 

 

 

Julia Figueroa

Abogada de derechos humanos – Santander

“Izquierdista, Mujer radical de carácter fuerte”. – Informe de inteligenica del DAS, 2005

Julia Figueroa fundó en Bucaramanga, Santander el colectivo de abogadas Cccalp (El Colectivo de Abogados Luis Carlos Pérez) para "luchar contra la impunidad y defender el territorio". Este trabajo implica acompañar a las madres de las víctimas de falsos positivos, en particular a las del municipio de Ocaña. Cccalp ha documentado 65 casos de asesinatos extrajudiciales (falsos positivos) de 79 personas por parte del ejército colombiano y actualmente está acompañando a 6 casos legales. Además, el colectivo representa una cooperativa comunitaria de extracción de oro bajo amenaza de desplazamiento para ceder derechos minerales a una empresa transnacional en una zona que nunca ha estado bajo el control del Estado colombiano, sino varios grupos guerrilleros y paramilitares.

Desde que se formo Cccalp, Julia y su equipo se han enfrentado a amenazas telefónicas y escritas, amenazas de bomba a la oficina, acusaciones de apoyo a las guerrillas de las Farc, robo de información de la oficina e interferencia eléctrica de los sistemas de oficina,  todos atribuidos al ya desaparecido aparato de seguridad estatal colombiano: DAS.

Aunque se le ha asignado seguridad proporcionada por el estado en forma de un camioneta blindada y un chaleco antibalas, así como dos guardaespaldas de tiempo completo, Julia teme por su seguridad personal y el de su equipo de abogados en las calles de Bucaramanga. Tres veces se le ha seguido abiertamente como una táctica de intimidación mientras caminaba sólo cuadras de su oficina y le preocupa que sus detalles de seguridad puedan traicionarla por su trabajo que se considera por muchos con vínculos con organizaciones militares y paramilitares, un trabajo "izquierdista".

 

 

 

 

Miller Dussan

Profesor/organizador comunitario – Huila

“Ríos para la vida, no para la muerte”.

8,586 hectáreas de tierra aptas para el cultivo de cacao, tabaco, maíz, frijoles, plátanos, café y papaya se encuentran bajo el plácido tanque de agua retenida por la represa del Quimbo, que impide que fluya al río Magdalena. Los aproximadamente 30.000 agricultores que trabajaban esas tierras tuvieron que evacuar y encontrar nuevos hogares en el 2015 con la finalización del mega proyecto de la empresa italiana Enel y su filial colombiana Emgesa.

Para Miller Dussan, profesor e investigador de la Universidad de Neiva en la capital del departamento del Huila, eso no sentó bien. Dejó la finca de su familia a los 11 años para comenzar a trabajar y mantener a su familia y "ha estado luchando desde entonces". Con estudios universitarios de la Universidad de Barcelona y una Maestría en Desarrollo Social y Educativo, formó la Asociación de personas afectados por el proyecto hidroeléctrico El Quimbo (Asoquimbo) junto con las comunidades afectadas y desplazadas por la construcción de la represa. Asoquimbo, formado por unos 3.000 agricultores, pescadores y mineros artesanales, asegura que sus medios de subsistencia fueron destruidos junto con algunas de las tierras agrícolas más productivas y pacíficas de Colombia, mientras que la represa genera energía para otras industrias extractivas en lugar de servir a la población local.

Como figura administrativa del grupo de resistencia de Asoquimbo, Miller se ha convertido en blanco de múltiples procedimientos judiciales contra él directamente por parte de Enel-Emgesa así como de los ejercito colombiano. Cargos como "obstrucción de los caminos públicos que afectan al orden público" y "invasión de tierras" llevan penas de hasta doce años de prisión. Aunque las acusaciones siempre han sido rechazadas por falta de evidencia probatoria al iniciar sus propias investigaciones, esta táctica sirve para inhibir su trabajo al desacreditarlo a Dussan y al movimiento mientras que pone presión emocional, psicológica y financiera sobre su familia. El resultado intencionado de estos ataques es limitar el proceso democrático de las comunidades que pretenden someter a las empresas al escrutinio público para la construcción de mega proyectos.